martes, 5 de abril de 2011

“Las tizas no se manchan de sangre”

Era un día soleado cuando los maestros neuquinos salieron a la calle a manifestarse por sus derechos. Llevaban cuatro semanas de paro y el gobierno de Jorge Sobisch no daba respuestas al conflicto. La situación era crítica cuando los docentes decidieron afrontar una protesta más intensa: el corte de los accesos turísticos de Neuquén. Ellos querían ser escuchados pero el gobierno mandó a la policía para que los callen. Sin embargo, la represión que se llevó la vida de Carlos Fuentealba, solo logró avivar las voces. Y cuatro años después, resonaron con más fuerza que nunca.  Ayer 4 de abril de 2011  fue también un día soleado, pero no para las personas que se reunieron en el centro de la ciudad de Neuquén para pedir juicio y castigo a los responsables del crimen del docente.  Tristeza, impotencia, bronca, indignación, sentimientos que se reflejaban en los rostros de los manifestantes. Cuadras se colmaron de la triste procesión, a su vez caminaron y gritaron frente al fuerte recuerdo… Un 4 de abril de 2007, caía herido sobre la ruta 22 el maestro neuquino Carlos Alberto Fuentealba. En medio de un operativo de represión policial sobre decenas de docentes un policía atacó a Carlos y luego se marchó dándole la espalda a la multitud. La granada de gas lacrimógeno que impactó en la cabeza del docente provocó su muerte al día siguiente en el hospital Castro Rendón. Lejos del miedo de que vuelva a ocurrir, nuevamente se volvió a protestar para que su muerte no se olvide.  Finalmente la conciencia social sigue su camino, algunas con aires de revolución, otras con aspecto de desinterés, pero nadie puede hacerle oído sordo a la frase que marca a un país entero y que está incrustada en la historia: “Las tizas no se manchan de sangre”. 

Le Ponemos sonido a este atróz asesinato:

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